Las manzanas tienen grandes beneficios para la salud. Son un alimento que aporta pocas calorías pero una gran variedad de vitaminas y minerales; además, sus poderosos antioxidantes y fibra contribuyen a un equilibrio diario en una dieta saludable.
“Una de las características que hacen de la manzana una fruta nutritiva, es la fibra dietética. Una manzana de tamaño promedio proporciona casi el 15% de la cantidad de fibra que nuestro cuerpo requiere a diario” explica Mónica Acuña, especialista en medicina interna de la Pontificia Universidad Javeriana.
La piel de la manzana contiene de 4 a 5 veces más vitamina C que el resto de la fruta, por lo que, después de lavarla, se puede consumir sin pelar. Las diferentes propiedades de la manzana han sido sacadas a la luz por muchos equipos de investigación de todo el mundo, y aquí están algunos ejemplos de sus principales beneficios:
Es la fruta ideal para personas con diabetes tipo 2
La manzana, con su alto contenido de fibra y polifenoles, ayuda no solo a prevenir la diabetes tipo 2, sino también a mantener el equilibrio glucémico en las personas que sufren de esta enfermedad.
Ayuda a mantener el peso
Es una fruta baja en calorías (en promedio 50 calorías por cada 100 gr), tiene una alta densidad nutricional, es baja en grasas y carbohidratos y además, sus fibras -como la pectina-, ayudan a limitar la absorción de grasa y azúcares. De igual manera, estas fibras producen saciedad, lo que reduce los antojos de picar entre comidas.
Ideal para la digestión
Por su alto contenido de fibra junto con la acción de los polifenoles propios de la manzana, ayudan a regular la función intestinal, ya que la pectina forma un gel espeso que facilita la digestión, actuando en calidad de la flora intestinal.
“Varios estudios han mostrado que el consumo de manzanas puede prevenir el desarrollo de enfermedades como infarto agudo de miocardio y enfermedad cerebrovascular (isquemias, trombosis). Los mecanismos por los que se producen estos efectos no están totalmente aclarados, sin embargo, el papel de las sustancias antioxidantes en estos procesos es fundamental” explicó Mónica Acuña, especialista en medicina interna de la Pontificia Universidad Javeriana.