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Entre las más comunes se encuentran la candidiasis y la vaginosis bacteriana, dos afecciones distintas que a menudo se confunden, se silencian o estigmatizan, generando diagnósticos erróneos, afectaciones físicas y psicosociales. Por ello, Profamilia y Bayer hacen un llamado a derribar tabúes sobre el cuidado de la salud femenina.

Cuando se altera el equilibrio natural de la flora vaginal, también conocida como microbiota, se genera una disminución de los lactobacilos, bacterias beneficiosas que protegen la salud íntima, así como un aumento de microorganismos como hongos, bacterias o virus, lo cual puede originar una infección.[2]

Impacto psicosocial: hablar de infecciones vaginales continúa siendo un tabú: Aunque las infecciones vaginales son tratables, pueden tener un impacto emocional y psicosocial significativo, debido a los síntomas que generan, afectando la autoestima, la vida sexual, las relaciones de pareja y el bienestar general. El miedo a ser señaladas o juzgadas, derivado de los tabúes sociales que aún persisten sobre la salud íntima, lleva a muchas mujeres a guardar silencio, optar por remedios caseros, automedicarse con tratamientos que no cuentan con eficacia y seguridad comprobadas o postergar la consulta médica, incluso cuando presentan complicaciones.

Candidiasis y vaginosis bacteriana: ¿en qué se diferencian?

  • Candidiasis: se genera por el aumento desmedido de un hongo llamado “Candida albicans”, causante de hasta el 90 % de los casos, teniendo una mayor incidencia entre los 20 y 40 años. Se calcula que el 50 % de las mujeres de 25 años ha tenido al menos un episodio de esta afección.[3]
  • Vaginosis bacteriana: se origina por un desequilibrio en el pH vaginal, lo que ocasiona una proliferación de bacterias como la “Gardnerella Vaginalis”, la cual está presente en aproximadamente el 50 % de los casos de esta afección.[4] Es más común en mujeres de 15 a 44 años[5] y tiene una prevalencia mundial que oscila entre el 23 y el 29 %.[6]

Por otra parte, es importante mencionar que durante el embarazo, puede producirse un cambio en la microbiota vaginal, derivado del aumento de bacterias nocivas en la zona íntima, lo que favorece la aparición de esta infección en aproximadamente el 19 % de los casos y se asocia a un mayor riesgo de aborto, parto pretérmino y ruptura prematura de membranas.[7]

¿Cómo identificarlas?: Reconocer los síntomas a tiempo es clave para evitar complicaciones y acudir oportunamente a una valoración médica. Aunque el diagnóstico debe ser confirmado por un profesional de la salud, a continuación, encontrará un sencillo check list que puede ayudarle a identificar señales comunes de la candidiasis y la vaginosis bacteriana:        

Si presenta estos síntomas podría tener candidiasis:

  • Hinchazón, ardor o irritación en la zona íntima.
  • Flujo vaginal espeso, blanco, abundante y sin olor.
  • Leve inflamación en la vulva y en la vagina.

Si presenta estos síntomas podría tener vaginosis bacteriana:

  • Flujo acuoso, grisáceo o blanquecino con olor desagradable (tipo pescado).
  • Ardor en la zona íntima.
  • Empeoramiento de los síntomas tras relaciones sexuales o durante la menstruación.

Normalizar la conversación sobre infecciones vaginales es clave para crear entornos libres de estigmas y prejuicios. En ese sentido, Profamilia y Bayer reafirman su compromiso con la salud femenina, invitando a todas las mujeres a informarse, reconocer los síntomas y consultar al médico.

#Bayer #Profamilia #InfeccionesVaginales #Prejuicios #Síntomas #Consulta #Tabú


[1] Gómez Roig, D. (s. f.). Infecciones vaginales: diagnóstico y tratamiento. Instituto de Ginecología Dra. Gómez Roig. Tomado de: https://www.gomezroig.com/infecciones-vaginales/

[2] Chávez Vivas, M., García Blanco, L., Chaves Sotelo, J., Durán, K., & Ramírez, J. (2020). Prevalencia de infecciones vaginales en mujeres embarazadas y no embarazadas en un hospital de Cali, Colombia. Revista Ciencias Biomédicas, 9(2), 92–102. https://doi.org/10.32997/rcb-2020-3157

[3] Cararach Tur, M., Comino Delgado, R., Davi Armengol, E., Marimón García, E., Martínez Escoriza, J. C., Palacios Gil-Antuñano, S., & Torres Rodríguez, J. M. (2013). La vulvovaginitis candidiásica recurrente. Progresos de Obstetricia y Ginecología, 56(2), 108–116. https://doi.org/10.1016/j.pog.2012.05.014

[4] Zhang, Q.-Q., Chen, R., Li, M., Zeng, Z., Zhang, L., & Liao, Q.-P. (2021). La interacción entre la microbiota, los metabolitos y la inmunidad durante la vaginosis bacteriana. Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Edición Inglés), 3(2), 90–96. https://doi.org/10.1016/j.eimce.2021.01.004

[5] Centers for Disease Control and Prevention. (2024, 31 de enero). Acerca de la vaginosis bacteriana. https://www.cdc.gov/bacterial-vaginosis/es/about/acerca-de-la-vaginosis-bacteriana.html

[6] World Health Organization. (2024, 21 de noviembre). Bacterial vaginosis. Tomado de: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/bacterial-vaginosis

[7] Morelli Martínez, I., & Gamboa Miranda, S. (2022). Vaginosis bacteriana en el embarazo: últimos avances hasta la fecha. Revista Médica Sinergia, 7(7), e838. Tomado de:  https://revistamedicasinergia.com/index.php/rms/article/download/838/1636/5245

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