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En una sociedad donde lo inmediato y lo desechable parecen dominar, el acto de reunir y preservar piezas seleccionadas con cuidado se convierte en un ritual que habla de quiénes somos y de lo que valoramos.

1. Coleccionar es conservar una parte de nosotros mismos: En muchas casas colombianas aún se guardan objetos que hablan del paso del tiempo: postales amarillentas, radios antiguas, maletas de cuero o relojes que acompañaron generaciones. Coleccionar es, en esencia, una forma de conservar recuerdos y fragmentos de identidad en un mundo que avanza a gran velocidad.

Quienes recibieron su primer reloj G-SHOCK como un regalo de infancia o adolescencia, probablemente aún lo guardan, porque representa un momento especial, una persona o una etapa de la vida. Estos relojes no solo marcaron la hora, sino también historias personales. Conservarlos es una manera de mantener vivos esos capítulos del pasado que siguen siendo significativos.

En ciudades como Bogotá o Medellín, no es raro encontrar ferias retro donde cada vinilo o cámara análoga tiene una historia que trasciende su función. Son testigos silenciosos de épocas pasadas que siguen presentes en la memoria colectiva.

2. Nos conecta con la belleza de lo que permanece: En un mundo diseñado para lo fugaz, hay objetos que eligen quedarse. Con los años, algunos diseños de caja exclusivos han evolucionado, marcando la pauta e inspirando las creaciones audaces y vanguardistas de la actualidad. La serie Iconic Styles de G-SHOCK nace de esa premisa: reeditar lo clásico no es mirar atrás, sino traer al presente aquello que ha demostrado resistir el paso del tiempo. Los modelos de esta serie reproducen fielmente el esquema de colores originales: el rojo, que representa la pasión por asumir desafíos; azul, que simboliza una excelente resistencia al agua; y amarillo, que significa la resistencia absoluta a impactos. Modelos como el DW-5600RL-1 o el DW-6900RL-1 no solo recuperan la estética de los relojes originales de los años 80 y 90, sino que le hablan a una generación que encuentra valor en lo auténtico, lo sostenible, lo duradero, lo que ya ha sido probado por el tiempo.

Cada pieza de esta colección combina la herencia de diseño con detalles modernos como el GA-2100RL-1A con su estructura de carbono (Carbon Core Guard) o el GA-110RL-1A con su correa de resina de base biológica pensados para quienes no solo usan un reloj, sino que lo reconocen como parte de su historia. Para coleccionistas y nostálgicos, estas ediciones representan más que relojes: son cápsulas del tiempo con una nueva vida.

Lo mismo ocurre con objetos como la maleta ABC, recordada por muchos en Colombia como símbolo de los años escolares. Hoy, esas maletas son piezas buscadas por su estética robusta, su funcionalidad y por la carga emocional que evocan. Porque lo verdaderamente icónico no desaparece, solo encuentra nuevas formas de volver.

3. Atesorar es construir un refugio emocional: Coleccionar es mucho más que reunir objetos: es una forma de darle orden al mundo desde lo íntimo. En un contexto donde todo cambia con rapidez, armar una colección puede sentirse como un gesto de resistencia. No por nostalgia vacía, sino por la necesidad de preservar aquello que nos conmueve, que nos ancla a lo esencial.

Pensar en colecciones famosas como la de Tom Hanks y sus máquinas de escribir, cada una con una historia distinta, o la de la familia Guinness y su inabarcable colección de cervezas del mundo. No es la cantidad lo que define a un coleccionista, sino la intención. A veces, tres objetos cuidadosamente elegidos —un libro firmado, una figura heredada— bastan para construir un universo personal.

Estas colecciones se convierten en refugios emocionales. Organizarlos, buscarlos, incluso solo mirarlos, puede generar una sensación de calma, orgullo o alegría difícil de encontrar en otras formas de consumo.

4. Porque lo icónico merece ser contado: Algunos objetos trascienden su funcionalidad para convertirse en símbolos culturales. Y coleccionarlos es una forma de rendir homenaje a su impacto. Los casetes de los años 90, los primeros modelos de Lego o los relojes resistentes de los 80 no son solo productos: son íconos de una generación.

Más que acumular cosas, coleccionar es una declaración silenciosa. Un gesto de amor por la memoria, la estética, las historias que no queremos dejar ir. Y tal vez ahí esté su mayor poder: en recordar que lo esencial no siempre es lo nuevo, sino aquello que supimos conservar.

Este reloj se puede encontrar en la G-SHOCK store más cercana o en tiendas online de Titec.co y TimesSquare. Además consulta todas las novedades de la marca para no perderte de nada en nuestras redes sociales: @gshockcolombia

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