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Hoy, el Hamura R&D Center es uno de los lugares más emblemáticos de la marca japonesa. No solo porque allí nacieron los primeros modelos resistentes al impacto, sino porque representa una manera de entender la innovación: con calma, con paciencia y con la voluntad de no rendirse cuando algo parece imposible.

Una ciudad sin afán: Hamura no tiene rascacielos. Tampoco trenes bala ni estaciones futuristas. De hecho, llegar hasta el centro de desarrollo requiere tomar la línea JR Ome desde el centro de Tokio y bajarse en una estación donde las puertas del tren no se abren solas; hay que oprimir un botón. A veces los visitantes se quedan parados frente a las puertas, esperando a que la tecnología haga lo suyo, pero Hamura funciona distinto.

Allí los veranos se llenan de niños con redes para cazar insectos y pescadores aficionados con cañas al hombro. Cerca de la estación Ozaku hay izakayas, librerías, restaurantes familiares y tiendas de tackle. El centro de investigación queda a unos 15 minutos a pie, en una zona tranquila, rodeada de calles donde el ruido no llega y el tiempo parece ir un poco más despacio.

Donde el tiempo se prueba a golpes: El Hamura R&D Center fue construido en 1979. Desde entonces, ha sido la cuna de calculadoras, teclados electrónicos, cámaras digitales y, por supuesto, relojes. Miles de productos han nacido en sus laboratorios. Pero hay uno que marcó la historia de la marca: el G-SHOCK.

Según cuentan los ingenieros, Kikuo Ibe, el creador del primer G-SHOCK, llegó a un punto de quiebre mientras buscaba la estructura perfecta para que el reloj no se rompiera. Llevaba semanas sin encontrar la solución. Era domingo, y mientras pensaba en renunciar, se sentó en una banca del parque Musashino, junto al centro de Casio. Vio a un niño jugar con una pelota que rebotaba con fuerza, sin romperse. Y allí, en ese momento sencillo y casi invisible, nació la idea de la estructura hueca con módulo flotante: el corazón del G-SHOCK.

Desde entonces, esa banca se ha convertido en un pequeño lugar de peregrinaje para quienes conocen la historia. No tiene placa conmemorativa, ni es parte de un museo. Pero es uno de esos sitios donde la innovación y la humanidad se cruzan en silencio.

Más que ingenieros: maratonistas, músicos y gamers: Los pasillos del centro no solo están llenos de planos y prototipos. También lo están de personas. Algunos de los ingenieros más brillantes de Casio son también corredores de montaña, músicos de jazz, aficionados al automovilismo o jugadores nocturnos de videojuegos. Esa mezcla de precisión técnica y pasión creativa es parte del alma de Hamura.

Durante la era Showa (años 80 y 90), al centro se le conocía como “la ciudad que nunca duerme”. Se trabajaba de día y de noche, no por obligación, sino por el impulso casi artesanal de construir algo que funcione, que dure, que trascienda.

Hoy, el edificio está por entrar en una nueva etapa: será reconstruido. Pero su esencia, la de un lugar donde la innovación no se mide en velocidad sino en significado, seguirá intacta. Porque Hamura no es solo un laboratorio: es un símbolo de lo que puede pasar cuando la tecnología se encuentra con la paciencia, la observación y la inspiración cotidiana.

Este reloj se puede encontrar en la G-SHOCK store más cercana o en tiendas online de TimesSquare y Titec.co. Además consulta todas las novedades de la marca para no perderte de nada en nuestras redes sociales: @gshockcolombia.

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