Prótesis impresas en 3D: la tecnología que ya cambia vidas en Colombia
Una mano, una pierna, una mandíbula y hasta una oreja diseñadas digitalmente fabricadas con impresoras 3D. Lo que antes parecía ciencia ficción hoy es una alternativa real para muchos colombianos que necesitan recuperar movilidad, independencia y calidad de vida.
Las prótesis de este tipo son dispositivos médicos creados mediante diseño asistido por computadora (CAD) y fabricados con tecnologías de manufactura aditiva, principalmente con impresoras de filamento o resina. A diferencia de las prótesis convencionales, estas pueden personalizarse al detalle según las necesidades anatómicas y funcionales del paciente.
“Permiten una adaptación precisa al cuerpo de cada persona y están pensadas no solo para cumplir una función mecánica, sino también para mejorar la recuperación emocional y la calidad de vida”, explica Andrea Pineda, docente del programa de Ingeniería Biomédica de Areandina, sede Bogotá.
Este tipo de soluciones están cobrando relevancia en Colombia, especialmente en zonas donde el acceso a medicina especializada es limitado. Además, permiten reducir costos, tiempos de espera y complicaciones quirúrgicas.
Paso a paso para acceder a esta tecnología: El proceso para obtener una prótesis impresa en 3D comienza con un diagnóstico médico que identifica la necesidad: ya sea por una amputación, un trauma, una condición congénita o una enfermedad degenerativa. A partir de ahí, se conforma una mesa interdisciplinaria en la que participan médicos, ingenieros biomédicos, rehabilitadores, psicólogos y técnicos de producción.
Este equipo define los requerimientos clínicos y funcionales del dispositivo, teniendo en cuenta no solo el área del cuerpo afectada, sino también las condiciones del paciente, su estilo de vida y su capacidad de adaptación.
Luego se toman las medidas físicas o se realiza un escaneo 3D del cuerpo del paciente. Con esta información se diseña una prótesis digital en software CAD, que simula cómo se moverá, qué puntos de presión tendrá y cómo se integrará al cuerpo.
A continuación, se imprime un prototipo funcional, que se prueba directamente en el paciente para evaluar movilidad, ajuste y resistencia. Tras validar su funcionalidad, se fabrica la versión final y se entrega con un plan de seguimiento clínico y psicológico.
“Una prótesis no termina en la entrega. Es fundamental acompañar al paciente con rehabilitación física y apoyo emocional, porque no es solo una adaptación mecánica, sino también personal y social”, señala Pineda.
Este tipo de procesos ya se implementan en programas como el PADPA (Programa de Atención Descentralizada del Paciente Amputado) del Hospital Militar Central, que lleva brigadas a zonas remotas y aplica tecnología 3D para entregar prótesis personalizadas en menos tiempo y con mejor ajuste.
Además de miembros superiores e inferiores, en Colombia también se fabrican con esta tecnología prótesis dentales, pabellones auriculares, insertos óseos y prótesis híbridas que combinan función mecánica y estética.
En conclusión, la impresión 3D aplicada a la salud representa una oportunidad concreta para cerrar brechas, descentralizar la atención médica y ofrecer a más personas la posibilidad de vivir mejor, con soluciones pensadas para su cuerpo y su vida.
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