La Sala de Arte Bancolombia inaugura ‘Llovizna’, la más reciente colección de la artista colombiana Ana González, que estará en exhibición hasta febrero de 2025.
En una interconexión de las energías y los ímpetus de la naturaleza, la muestra invita a reconsiderar la relación de la sociedad con los ecosistemas representativos del territorio colombiano.
Entre ellos, los páramos que, según la artista, moldeados a lo largo de milenios, ilustran la sinuosa danza de la progresión protectora, lenta y constante de la naturaleza. Esta misma esencia también se refleja en otros ecosistemas, como los manglares, resistentes centinelas de las costas tropicales.
“Esta exposición para mí es muy especial porque hace ocho años no expongo en Bogotá, el lugar donde nací, mi hogar. Por eso quise hacerles un homenaje a las montañas, a los páramos que están al lado de la capital. Chingaza, mi inspiración para las pinturas, está detrás de las montañas. Es un homenaje y una deuda que tenía con la ciudad que me dio todo en los primeros años de vida y estudio, y es una manera de decirle ‘gracias’”, reconoce González.
Llovizna, como toda la obra de González, también refleja la fuerza femenina que habita en el mundo. En lugar de ser vista como frágil o liviana, invita a reflexionar sobre su poder y profundidad. «En la vida hay un exceso de fuerza masculina, y mi obra puede parecer frágil o delicada, pero eso es parte del universo femenino. Dentro de esa feminidad también hay un mensaje muy poderoso. Mi obra trata precisamente de eso: del despertar de la fuerza femenina y del poder creador e inspirador que llevamos dentro», asegura la artista.
Por su parte, Rafael Londoño, curador de esta exposición, señala que “a través del poder evocador del arte, González busca despertar acción y conciencia, recordándonos nuestra responsabilidad de proteger estos ecosistemas vitales”.
Llovizna, paso a paso: La exposición está compuesta por ‘Serranías del Dios de la Noche’, un paisaje imaginario construido a partir de nueve piezas textiles instaladas en forma de medialuna. El páramo de Chingaza, un parque natural ubicado en la Cordillera Oriental de los Andes colombianos, es el lugar escogido por la artista para servir de registro y contar la perdurable crónica del tiempo de la naturaleza, que al desvanecerse en hilos parece revelarnos tanto el deterioro lento como la vulnerabilidad de nuestro planeta.
Enfrentada a la media luna se encuentra ‘Monte y laguna’, una tela que se derrama sobre el suelo y que vuelve a ofrecernos la imagen de un paisaje que se pierde en hilos abiertos y deshechos hasta borrar la escena. Suspendida sobre esta cuelga ‘Racimo’, 18 cerámicas florales que contrastan en su misticismo con el paisaje difuso que sirve de telón de fondo. Finalmente, opuesta a la media luna, la artista nos invita a recorrer ‘Flora de Agua’, una serie de nueve pinturas dedicadas a ciertas plantas que emergen como guardianes silenciosos de la calidad y la salud del agua. Una instalación sonora envuelve todo el espacio y remite a los susurros del agua, al canto de los pájaros, para recordarnos a qué suena el mundo cuando la banda sonora de la naturaleza se superpone al paisaje sonoro artificial que le hemos instalado. La ‘Llovizna’ que se cierne sobre el planeta cuando todo se apaga y es la vida la que respira. |
La nueva exposición temporal está disponible al público en la Sala de Arte Bancolombia, ubicada en el piso 4 de la Torre Atrio, calle 28 N° 13A-75 en Bogotá. La entrada es gratuita y se puede visitar de martes a viernes en horario de 10:00 a.m. a 1:00 p.m. y de 2:00 p.m. 5:30 p.m., o los sábados, de 10:00 a.m. a 1:30 p.m.
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